Al despertar, la primera bocanada de aire fue distinta a la de los días anteriores. Por fin había llegado el gran día. No importaba nada más. Quería que las agujas del reloj pasaran más rápido que nunca y por un instante pareció que así fue…
Había pasado un año desde la última vez, pero la ilusión era la misma, o más si cabe. El mismo olor a madera de roble envejecida y al albero recién regado que rodeaba el gran salón de la Bodega Los Apóstoles. Por un momento, los nervios se pusieron a flor de piel cuando comenzaron a entrar tantísimas personas. Alrededor de las 700. La mayoría, repitiendo la grata experiencia del pasado año.
Comenzó la cena y con ellas las risas, los comentarios sobre pasadas ediciones, y el buen ambiente en general. El momento se iba acercando y así lo anunciaba Esteban, tras entregar los diplomas, sorteos y premios que con tanto cariño habían preparado para los asistentes.
Y por fin llegó el momento. Ese instante por el que había merecido la pena esperar pacientemente. Era la hora de divertirse y, como un niño de seis años al despertar un seis de enero, los ojos se abrieron como platos y la boca esbozó la mayor de las sonrisas. La diversión inundó el lugar, y ALABRISA estuvo allí para hacerlo posible con la última tecnología en sonido e iluminación, pantallas de vídeo y la actuación del Dj & Animador…
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